martes, 24 de noviembre de 2009

Una estación,
lluvia en saliva
y saliva en andén,
dos miradas abismadas
entre mar y paneles de abeja
mientras,
en el horizonte se equilibra el AZUL,
elegido como el mejor de los escenarios
para la actuación del silencio.

Silencio en bocas

y ruido en todo aquello que no importa,

-demasiado ruido-


pero la quietud de las palabras

es eterna
si las voces se ahogan en sed
y el verbo saciar entra en escena.
la miel y la sal ya son una en el abismo...


Silencio, se besa...


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