martes, 25 de enero de 2011

Barrio Rojo

Tu dedo índice me señala desafiante
Yo soñé con el Barrio Rojo de Ámsterdam
mucho antes de saber de su existencia.
Yo soñé que me exhibía en un escaparate,
que tenía el pelo largo y liso, y fotos
desnuda en un catálogo.
Soñé que me ad-mirabas
como a un animal enjaulado.
También deseabas alimentarme
como el resto de visitantes
Tenías esa encrucijada en el cuerpo
entre el deseo y la compasión
follarme y salvarme
esas eran tus promesas ocultas.
Soñé que me vendías
Porque las ideas también se venden, ya lo sabes.
-Ven conmigo y saborearás la libertad-
No quiero. No me conformo con saborear
Yo lamo. Muerdo. Y escupo.
Transformo todo lo que pasa por mi boca en algo más.
Nunca digas qué es mejor para mí.
Yo soñé que era libre antes de conocer mi propia existencia.


Escrito en conjunto con May La Goulue.

martes, 18 de enero de 2011

preguntas-balanza


Ventanas en el desierto.


Si hablamos de salubridad
diría que suelo dejarme
las puertas abiertas
todas a la vez
para que entre el viento
y pegue portazos en el alma
entonces,
¿sería esto sano?
quién sabe esas cosas
al menos la casa andará siempre ventilada.




*Preguntas-balanzas: juego entre Talita y Oliveira en Rayuela, Julio Cortázar.

jueves, 6 de enero de 2011

Del por qué del dolor de hueco.


Un espejo tiene enfrentada una figura. La figura no es humana. Ya perdió esa propiedad.

Restos de cocaína dejan una perfecta línea vertical sobre un espejo, souvenir de la mismísima ciudad del amor. La Torre Eiffel inscrita en la tapa de otro espejo es testigo de la escena de un crimen pasional.

Tienes suerte-le dijo-podías estar ahí en una nevera con una etiqueta en el dedo del pie. Suerte, exclamó ella- nunca supe qué forma tenía. Aún siento el agua en mis zapatos.

En un extremo de la misma ciudad el frío quema el labio de un hombre. Este cura sus heridas con un cartón de vino. -La última gota- piensa mientras observa su labio en el espejo retrovisor de un Mercedes. Se me han mojado los cartones. Y este maldito coche los ha atropellado. Hoy es dormir sobre mojado-.

Al otro lado del baño, ella muerde sus delicadas uñas. -Tarda mucho-, piensa. Y a los diez minutos sale la figura. La besa en-la-mejilla. Teme ser descubierta. -Hay besos que duelen- emite entre bocados al tiempo que escupe un pellejo de piel muerta.

Historias, sucesos paralelos en lugares tan próximos como lejanos. Todos bajo un mismo techo. Como diría Claudio: nada está seguro bajo el cielo*.

Ceremonias y algunas orgías. Siempre un carrusel ambulante. El ser humano y sus soledades. Hasta cuándo. Hasta que quizá un día encontremos otras formas de comunicación.

T-r-a-s-p-a-s-a-r- las-fronteras-de-la-carne.


*Claudio Rodríguez