martes, 23 de febrero de 2010


Hoy andaba debajo de la risa
con todo el llanto a cuestas...

...Roto el pudor de las estatuas,
algunas lloran por el ojo izquierdo.

José Ángel Valente


Hoy es el día de lluvia que no cala
el día de la sal en los ojos
que no lloran

Hoy la noche más larga

la luz oculta de la luna


La madrugada y el alba hiladas

las manos infinitas en la pared
ausentes
del cabecero de mi cama
ausente

Lo circunstancial en la piedra del camino

La crónica del día en el calendario anacrónico


Hoy, el presente impresentable

la caótica calma

Pero hoy finalmente será mañana

cuando la lluvia cale.











Obra de Raquel Sacristán
Fotografía de Isla en Silencio.
Lugar de encuentro: Lavapiés, "El barrio de las Artes".




Hay lugares dónde no existen relojes
pero si el tiempo

Y lugares dónde existen relojes
pero nunca hay tiempo
Perece que todo lo medido
acaba provocando la desaparición
de algo más importante
De un tiempo a esta parte
siento el peso de la medida exacta de todas las cosas
Hasta hace poco andaba buscando un piso de alquiler
una casa, algo así como un hogar
tuve que elegir entre una ventana, aire
luz natural
o metros cuadrados
Me surgen interrogantes sobre la medida de las cosas
¿Cuántos metros cuadrados tiene una vida?
¿Cuántos puedes pagar?
Paseo por el barrio de Lavapiés,
me llama esa fuerza de algo que es mucho más que la suma de sus partes
múltiples colores en balcones y pieles
múltiples lenguajes en lenguas y versos
múltiples vidas en sus calles distintas , iguales
y veo las porras, las pistolas,
me miran sus cámaras
las luces azules de los coches que piden papeles y tiempo,
los relojes
que dividen.
Y vuelvo a preguntarme
¿Cuántos metros cuadrados miden los derechos?
-Me encanta este barrio- pienso
que pena que las vidas estén medidas
en metros
de color
de lenguaje
de género
relojes que matan tiempo

que miden camas calientes
donde poder dormir hasta la próxima hora
del tiempo sin reloj.

Puede que se midan los cuadrado metros
de hogar

el dinero
las fronteras
pero no así

las p a l a b r a s
los d e r e c h o s
la v i d a


Puede que si sigamos midiendo
acabemos desapareciendo
con el tiempo.

miércoles, 10 de febrero de 2010



Comienza el espectáculo, la poeta maldita arranca de un papel su cuerpo. Contingente piensa que el escenario es de arena y ella salitre. Su voz escala la garganta herida. Es, en esos momentos cuando recuerda el filo de una piruleta hace veinte años en el parque, como ella misma en su particular trapecio del valor -aFILADA, siempre-.
Le duelen las palabras que hambrientas lamen el sucio papel de aquellos versos derramados en noches de párpados secos y cantos de grillo.
El espectáculo trascurre con normalidad, como simpre: sonrisa y armadura de papel
-ceñidas al cuerpo-.
Y allí frente a los impresentes, maldice una vez más las efímeras costuras de su papel y el filo de aquellos ojos -veinte segundos antes en la arena-.