viernes, 30 de noviembre de 2012

(Apaga la cámara)




Hasta que el reloj se quede vacío
vacíos los ojos
y el cielo
hasta que atravesemos cuerpos vacíos
sin nombres
para vaciarnos de ti y de mí
en estaciones
comisarías
retretes
pisos desahuciados.

Los noticiarios se queden vacíos
las madres vacías
de hijas en sus vientres
atravesando desiertos
sin manos
vacíos misiles
vacías las muertes.

Hasta arrojar nuestros vacíos cuerpos
a las calles por ventanas
y dientes lactantes
vaciando suburbios
de amor ambulante
un tiro de gracia
y la flacidez del Estado-Padre mercader
vomitando la ira y el odio
 siglo a siglo.

Atravesar alambradas de plasma
de 500 billetes
en sus casas
vaciar la piel
en uniformes militares
vacías sus mierdas
vacía la guerra
las luces de Gaza
vacío el vacío
hasta que el reloj se quede
vacío
sin nombres.



 Obra de Ana Mendieta
Silueta
1973 - 1977 (México)







lunes, 5 de noviembre de 2012



Morder las balas
eso es lo que hago
y a mis pequeñas
palabras blancas
las condecoro cada vez
que me alcanzan.
Intimidad underground
en la mañana
en esas horas inexistente dominicales,
a cuestas
te acuestas
y caes en la cuenta
de todos tus ancestros.

Agua cae en la Ciudad narcótica
y yo me expando con los leones de Oz,
camino Montera y Sol
y me bailo el amarillo
por soleares,
cambiando ausencias
por fetiches.
No hay camino en el suelo,
no hay camino
a estas horas,
quizá una Rayuela rozando
una pierna y luego otra.

La lluvia sigue
y yo sigo la piedra.