Y de nuevo ese sonido metálico,
y el grito en las ruedas al frenar,
la bruma y el salitre
y el caracol resbalando por mis piernas.
De nuevo el crujir de los sentidos
y el camino a medio recorrer.
El silencio chillando,
y el nacimiento de las palabras
a través del útero de mis gestos.
Una vez más el polvo en los ojos,
y el pecho en la arena.
El aliento en los raíles
y mi cuerpo en pasajeros
sin maletas.
¿Y ahora?
Ahora, respirar y rodar.
El tren se vuelve a poner en marcha.
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