Aquí
está mi corazón
en cintas de embalar
y mi garganta plastificada,
muda.
La llama de una vela se ríe de mí,
prueba mi resistencia a la incerteza
dos cervezas y tus ojos
siguen el juego de la vela y su llama.
Mientras yo juego
con una navaja entre mis dedos
esperando (confiando)
que el azar no atraviese
mi tacto.
Mirada insondable la tuya,
me invita a un trago
para el camino,
y me despido hasta el próximo
vinilo, ¿quizá Sonic Youth?.
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