domingo, 6 de junio de 2010

Viento

Salta con la camisa en llamas
de estrella a estrella,
de sombra en sombra.
Muere de muerte lejana
la que ama al viento.

-Árbol de Diana-
Alejandra Pizarnik



Aprendió a montar a la americana
en el preciso instante de la noche que se rompe
la Luna era roja
su boca era rota
No sabía nombrar nada del frío en su piel
ni el porqué de su amor al viento.

Cuatro pupilas se engullen
se asfixian
cuando el viento sopla
la noche se parte entre sus cuerpos.
No llegaron a nombrarse
-pensó que las manos podían ser más elocuentes
que ciertas lenguas
en ciertos momentos-
y lo cierto fue
que esa noche
sus manos
tan solo aprendieron a montar a la americana:
un plan perfecto para escapar de lo sin nombre.

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