domingo, 13 de noviembre de 2011

Al pasar la barca me dijo el barquero




Hay una vereda entre la casa vieja de Enma
y el rancho de Jimmi en Texas
por donde viaja una carta

Hay una brecha entre un Templo de Nueva Dehli
y una mujer que sangra en Rajastán


En Harlem una niña tiene una vereda que le lleva hasta
las calles de Bangla Desh donde encontrará a Sunita,
que tiene su misma edad

Una brecha entre los pies desnudos de Asanah´s
en Indonesia y los zapatos nuevos de Alicia

Una vereda entre la tribu Sioux
del río Mississippi y Los Tuareg del África Sahariana
por donde viaja la humanidad

Hay una brecha entre los dedos cortados en un taller de Taiwán
y los guantes de látex en un Quirófano de New Jersey

Una vereda entre las casas deformadas de Caracas
y las casas reformadas de Baruta
Hay una brecha entre el Este y el Oeste
por donde se levantan vallas de púas

Hay una vereda entre el Primate de la Selva Amazónica
y el animal humano en su Código Genético
hay una brecha  entre la jaula y el ojo que le observa
en un Laboratorio de New Orleans

Hay una brecha entre el mar y el estrecho
por el que viaja un cayuco

Hay unas flores sembradas por Shaira en Timbali 
en una vereda que llega hasta Émi en París.

Hay una brecha entre la cabeza del nazi
y la cabeza de Dabir en la acera


Hay caminos brecha por los que se derrama la sangre el hambre y la orfandad
Hay caminos vereda por donde viajan las semillas y las mandragoras
hay vuelos que no son del pájaro

 Entonces, ¿tendríamos que seguir pensando que todos los caminos llevan a Roma?


(yo no soy bonita ni lo quiero ser, arrima la barca 1, 2 y 3...)