domingo, 5 de junio de 2011
El mundo en un retrovisor
Un fado sonando en la radio
a primera hora de la madrugada nuclear
La ciudad de los perros perdidos despierta
entre falos y fados
entre ladrillos y bocados
y entre las paredes de vaginas cubistas.
Bajo el suelo otra ciudad
y bajo los párpados narcóticos
donde las ratas duermen abrazadas
donde las cuchillas rasuran recuerdos
para resucitar a otros
tan cómicos como funestos
La soledad no existe en las cloacas
habita en los portales
en las peceras
en los sienes
y en los bozales
Se instala en la boca
del grito de plástico
y en la virginidad que robó un maniquí
a la palanca de cambios de
un Ford Thunderbird descapotable
(del 66)
Pero la vida podría ser esto
y la eternidad una carretera
en mitad del desierto Arizona-Sonora
y para huir se necesitarían cascarones
Muchos cascarones rotos.
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Siempre una mirada al espejo, para que nos confirme, las cosas que vamos dejando atrás...
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Feliz domingo.
Para asegurar que los dejamos bien atrás y que ya no regresarán...
ResponderEliminarSaludos
J.
me gustan tus mundos apocalípticos, tu capacidad para hacerlos visibles y sensibles
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