Hasta que el
reloj se quede vacío
vacíos los
ojos
y el cielo
hasta que
atravesemos cuerpos vacíos
sin nombres
para
vaciarnos de ti y de mí
en
estaciones
comisarías
retretes
pisos
desahuciados.
Los
noticiarios se queden vacíos
las madres
vacías
de hijas en
sus vientres
atravesando
desiertos
sin manos
vacíos
misiles
vacías las
muertes.
Hasta
arrojar nuestros vacíos cuerpos
a las calles
por ventanas
y dientes
lactantes
vaciando
suburbios
de amor
ambulante
un tiro de
gracia
y la
flacidez del Estado-Padre mercader
vomitando la
ira y el odio
siglo a
siglo.
Atravesar
alambradas de plasma
de 500
billetes
en sus casas
vaciar la
piel
en uniformes
militares
vacías sus
mierdas
vacía la
guerra
las luces de
Gaza
vacío el
vacío
hasta que el
reloj se quede
vacío
sin nombres.
Obra de Ana Mendieta
Silueta
1973 - 1977 (México)
Por un momento todo
ResponderEliminarel líquido deshizo
su cauce en la madera.
Por él vino la torta
el coscorrón, el golpe.
La madre, que jugaba
con la máquina loca
tragaperras ganaba
por un día, lo había
avisado, verás
como lo tiras, te la vas a ganar!
Y así fue, mas la niña
no parece haber sido
muy sensible al impacto
en realidad ya no quería más...
Aquí sigue jugando
nadie sabe ya cuándo
dejará de jugar.
la vida nos juega, jugamos a la vida...
Eliminarmaravillosa e implacable poesía ;)